Blog de orientación profesional Estrés laboral y síndrome de agotamiento professional (burnout). ¿Cómo afrontarlo?

Seguramente hayas oído hablar de éstos dos conceptos, pero ¿sabrías definir qué es exactamente el estrés? Se trata de una respuesta de activación biológica inespecífica que se produce en el organismo ante una demanda externa que pueda suponer una amenaza para nuestro equilibrio.

El problema llega cuando nuestra respuesta a aquellos estímulos es demasiado frecuente o intensa. Además, si lo trasladamos al ámbito laboral, entonces nos encontramos ante el estrés laboral, que es un conjunto de reacciones físicas, cognitivas y emocionales que sufren las personas trabajadoras sometidas a un desequilibrio entre los recursos personales y las exigencias del entorno.

A menudo en el puesto de trabajo nos corresponde realizar tareas que no son de nuestro gusto personal, pero que debemos hacerlas, ya que son inherentes al cargo que desempeñamos. Hay que intentar tener la suficiente flexibilidad mental para adaptarse a ellas y para evitar entrar en un bucle de negatividad, ya que esta actitud favorece el estrés.

¿Sabrías detectar los síntomas del estrés? Es un estado que afecta negativamente a la salud y que altera la calidad de vida. Y de manera severa, puede llegar a provocar depresión.

En el aspecto cognitivo

  • Preocupación, inseguridad, irritabilidad
  • Miedo a perder el control y equivocarse
  • Dificultad para concentrarse y tomar decisiones

En el aspecto físico

  • Palpitaciones, sudoraciones y tensión muscular
  • Dificultad respiratoria, mareo y/o taquicardia

Es posible que en algún momento puntual hayas experimentado éstos síntomas en tu puesto de trabajo. El problema se manifiesta, pero, cuando este estado se vuelve habitual y uno se acostumbra a trabajar en condiciones de sobrecarga de trabajo, ambiente hostil, ausencia de retroacción respecto al trabajo hecho, o falta de encaje con los compañeros.

Cuando el estrés laboral se transforma en una situación crónica aparece el síndrome de agotamiento profesional o burnout. Es un síndrome tridimensional caracterizado por el agotamiento emocional, una despersonalización o falta de motivación por lo que se hace, y un sentimiento débil de realización personal. La sintomatología más característica de éste síndrome es la falta de ilusión y la fatiga psicológica. Se trata de esa sensación de no poder más, de sentir rechazo por lo que se hace y de necesitar escapar de esa situación. Actualmente es una de las causas más importantes de incapacidad laboral.

Seguramente la diferencia más significativa entre el estrés laboral y el síndrome de agotamiento profesional es que, en el primer caso, la persona trabajadora se siente vinculada a sus problemas laborales y por este motivo se implica demasiado, cosa que le genera una angustia y preocupación desmedidas. En cambio, en el burnout, después de soportar este estrés de forma sostenida, se experimenta una falta de vinculación total con su trabajo y un agotamiento físico y emocional que afecta también a otros ámbitos de su vida.

Este trastorno, que deriva del trabajo, cada vez afecta a más personas, y la Organización Mundial de la Salud ya lo ha reconocido como enfermedad profesional. Ante esta grave situación, es importante detectar los síntomas y usar las herramientas necesarias para reducir su posible impacto.

Consejos que te pueden ser útiles

  • Identifica qué te provoca estrés y malestar: hacer un registro de las situaciones que crean estrés y de cómo se actúa ante estos incidentes. Ello ayudará a identificar patrones de conducta y a ser más conscientes de la situación.
  • Hacer ejercicio físico: moverse ayuda a liberar endorfinas y supone mejorar el estado emocional y físico de manera natural. Si uno tiene mucha ansiedad, puede probar de hacer actividades como meditación o atención plena (mindfulness), con las cuales se aprenderá a gestionar la respiración y se fomentará la relajación.
  • Hablar con la persona responsable del departamento: intentar tener una conversación abierta para explicarle las situaciones estresantes que se han identificado. La cuestión es no hacerlo como una queja, sino como la necesidad de crear un plan eficaz para reducir el malestar y mejorar, por tanto, el rendimiento personal.
  • Poner límites: a menudo, al asumir tareas que consideramos que no deberíamos hacer o al no expresar lo que nos genera incomodidad, quedamos mal a placer. Ser capaces de expresar en el momento oportuno y de manera respetuosa lo que os molesta mejorará vuestro bienestar emocional. Aprovechad también para poneros límites: poner el teléfono en silencio y no estar pendientes del correo electrónico al haber acabado la jornada laboral. Poner unos límites claros entre la vida laboral y la personal reduce el estrés asociado a los posibles conflictos de conciliación.

Si notáis que pasáis una situación similar a la descrita, os recomendamos que lo expliquéis a vuestro entorno y que intentéis llevar a la práctica estas estrategias. Sin embargo, si la situación continua superándote, busca ayuda profesional, ya que el estrés puede desembocar en conductas perjudiciales o patologías.

Todos tenemos un punto de impacto crítico que, al alcanzarlo, nos colapsa y sentimos que perdemos el control de la situación. Esto, pero, no hace que seamos malos profesionales. Es importante que intentemos detectar los motivos que nos provocan estas emociones para buscar remedio y no llegar al síndrome de agotamiento profesional. Cuando una persona alcanza este nivel de desgaste emocional puede llegar a ser más saludable cambiar de puesto de trabajo o, como mínimo, de departamento o de tareas.

Si has decidido cambiar de empleo o de sector profesional y no sabes por dónde empezar, en el DOIP podemos ayudarte a definir tu búsqueda. Solicítanos una sesión de orientación.  

 

Informació sobre l'autor