Cuando tenemos un objetivo profesional concreto, normalmente intentamos dar lo mejor de nosotros para conseguirlo, al mismo tiempo que mantenemos una mentalidad abierta hacia el aprendizaje, todo con el propósito de progresar y evolucionar profesionalmente. Esta acción de mejora continua se refleja en la formación que podemos realizar y que está relacionada con dos conceptos revolucionarios: el upskilling y el reskilling.